Se llama cambiar...

...de bando,
saltar con fuerza para cruzar,
se llama mirar al otro lado,
estirar el brazo...los dedos para tocarlo,
se llama pintar de otro color,
cambiar las rojas por las azules para el verano,
se llama dar un paso,
un paso con dirección desconocida pero darlo,
se llama cambiar de rumbo,
poner el mapa bocabajo,
darle la vuelta a la tortilla,
subirte las mangas,
limpiar el polvo de los años,
se llama traspasar la pared,
mirar detenidamente,
decorar los pensamientos,
escapar de aquí...sentarme allí,
se llama tirar palante o patrás o pallá pero tirar,
volar por otros aíres,
cantar otras letras,
dejar atrás los miedos,
cambiar de estación, bajarte en la equivocada,
vestirte con bata en agosto,
subir los escalones de dos en dos,
se llama llegar...
encontrar la salida,
pegar en la puerta,
entrar...

...se llama abrir y cerrar los ojos hasta verlo claro...
difuminarlo hasta convertirlo...

El sol siempre sale...

Aunque se empiece a pintar en negro
siempre existe el suavizado que deja pasar los colores,
aunque me empeñe en andar patrás
siempre me sigue alguien que me da el cogotazo para que salte,
aunque me despisto, el sol siempre vuelve a salir...

El Universo sigue compensando.
El destino devuelve, guarda y premia.

Hoy es gran un día...

Y es que el tiempo pasa...

...y pasa tan rápido a veces...

Cuento de nunca acabar...

Me contaron que existía, que tendría los colores que a mí más me gustaban.
Me contaron que tendría ventanas, que podría saltar.
Me contaron que podría pintar lunas y aprender a echar la sal adecuada.
Me contaron los metros, la situación, la disposición.
Me contaron que un día sería mío.
Me abrieron la puerta, la suerte ya había elegido por mí...

Imaginé una noche con velas, tirada en el suelo, escuchando mi música, leyendo mi libro.
Imaginé que tenía el poder, podría darle forma a mi vida.
Imaginé, después, que tu llegabas. Y después que llegaba yo, y tu me esperabas.
Imaginé, entonces, que la cama sería más grande y que los colores se convertían en melodías.
Imaginé que un era espacio amable, con el olor de mi casa, un lugar para compartir...

Me encontré con el largo camino.
Me alegré ilusa.
Me acerqué hasta encontrar la calma.
Me queda un rato.
Espero lo que tenga que llegar...

...pero ahora... éstas paredes me ahogan tanto...

Primavera-primaveris-primaverae...

A mí te trajo un día...y ahora, sólo puedo pedir...

...un poquito de suerte en el ambiente que ya me encargo yo de respirarla...

Pd.: El artista: Antonio Mendoza, mi Antonio.

Empezar...

Después de muchos días sin saber nada de esta señorita, hoy, el que me la presentó, ha descubierto una nueva joya. Elvis, el nuevo libro de mi ilustrdora favorita, Rébecca Dautremer y su inseparable, Taï-Marc Le Thank. Por su puesto, ya está en mi poder, gracias a mi mago...y hoy, justo después de leerlo, me he puesto a pensar...

Que algún día hay que empezar.
Que tengo los papeles y los lápices.
Que se me despertaron las ganas.
Que soy afortunada, tengo al profe.
Que me encantaría escribir con los trazos.
Que, como todo, sólo hay que ponerse.
Que tengo mucho que decir.
Que lo acepto, me equivoqué de profesión.
Que nunca es tarde aunque cueste.
Que con bastarme a mí, es suficiente.
Que para dar consejos hay que demostrar antes.
Que quiero que cuentes conmigo.
Que hay que empezar...y yo, empiezo, oiga, yo, empiezo!

Ella es Priscila, la chica de la pulsera de mariposa que despertó la curiosidad en Elvis de aprender a escribir una canción de amor con las notas de su guitarra. Él, con los ojos bien abiertos y al galope de su Cadillac rosa, buscó la luz...

Él es de papel y colores,
yo de un pintor y una sabia,
él persigue a Priscilla,
yo te llamo la atención,
por qué no he de conseguirlo?...