jueves, 14 de mayo de 2009

Cuento de nunca acabar...



Me contaron que existía, que tendría los colores que a mí más me gustaban.
Me contaron que tendría ventanas, que podría saltar.
Me contaron que podría pintar lunas y aprender a echar la sal adecuada.
Me contaron los metros, la situación, la disposición.
Me contaron que un día sería mío.
Me abrieron la puerta, la suerte ya había elegido por mí...

Imaginé una noche con velas, tirada en el suelo, escuchando mi música, leyendo mi libro.
Imaginé que tenía el poder, podría darle forma a mi vida.
Imaginé, después, que tu llegabas. Y después que llegaba yo, y tu me esperabas.
Imaginé, entonces, que la cama sería más grande y que los colores se convertían en melodías.
Imaginé que un era espacio amable, con el olor de mi casa, un lugar para compartir...

Me encontré con el largo camino.
Me alegré ilusa.
Me acerqué hasta encontrar la calma.
Me queda un rato.
Espero lo que tenga que llegar...

...pero ahora... éstas paredes me ahogan tanto...

1 comentario:

Agua dijo...

No puedes imaginar lo hondo que me ha llegado este texto...explica perfectamente algunas de las cosas que siento hoy!
Una ilusión que llego en forma de paredes coloreadas, con cenas a la luz de las velas prepactadas y luego siempre canceladas, y hoy las paredes que se suponia debían darnos alas son el peor de mis encierros, la carcel que me ahoga...
Un besazo!!!!