...y me subí al coche, como cuando andas desesperada por hacer algo, como si fuera un último día. Seguimos el camino hasta el escondite apropiado: una calita de una playa de la costa, un chiringuito-casa con luces de colores, poca luz, una montaña como un escudo y el cielo estrellado de nuestra parte. Sólo había que mirar para ver el infinito e imaginar. Y allí estaban...
...a veces todo es tan fácil...
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