viernes, 14 de agosto de 2009

La noche no tiene persianas

...y me subí al coche, como cuando andas desesperada por hacer algo, como si fuera un último día. Seguimos el camino hasta el escondite apropiado: una calita de una playa de la costa, un chiringuito-casa con luces de colores, poca luz, una montaña como un escudo y el cielo estrellado de nuestra parte. Sólo había que mirar para ver el infinito e imaginar. Y allí estaban...

...a veces todo es tan fácil...

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