domingo, 7 de septiembre de 2008

Me va da pa un café?



Aprendí que para ver sólo había que mirar,
y si no veía, volvía a mirar, sin despistarme,
con este iris que mi abuelo me ha dao,
es casi imposible no soñar...
Un día descubrí que la realidad me engañaba,
desde entonces, la duda me torna los ojos,
y entre abiertos y medio cerrados,
intentan comerse el mundo...
Y es que en este mundo que me encuentro,
donde las personas buscan un tormento o una alegría,
yo, ya, hace tiempo, me cansé de buscar...ahora solo espero,
y andando, yo, ya, lo encuentro todo...
Entre todo, hay muchas sorpresas, tantas locuras, muchos locunos...
Un itinerario sin despedicio:
Si compro el billete que a mi me gusta
me encuentro a unos dando cabezazos encima del 20 minutos,
otras esperando que las puertas del bus sean la salida a un mundo más,
unos tarareando las canciones que le gritan al oido,
otras revisando si todo el que viaja lleva planchada la camisa
y limpios los zapatos...
Cuando bajo, paseo hasta mi sitio, y cruzando la calle, está el del vino,
el que vino y se quedó aún sin tener nada,
el que necesita una lismona para dar pena.
Unos pasos más y está el de la pierna escondida,
el que guarda su vida para que la gente no la vea,
el que dice "buenos días, señora" con carita de "dame 1 euro".
Si desayuno en el córdoba7, hay un visitante mensual,
que, casualmente, siempre veo,
sólo quiere un vaso de leche, quiere pagarlo con céntimos,
el sensillo camarero, es bueno y le da...
En las calles de mi día a día hay mucha gente,
se disfrazan y se pintan,
y si le das dinerito, te hacen muecas raras.
En la Alameda los hay sentados, como esperando,
con carteles que nunca sé leer,
mirando al suelo.
Ellos tienen las manos abiertas, en clave,
esperando el sonido que desean escuchar,
sus manos son las que piden, la negrura es la que exclama,
ellos solo están ahí, o así lo veo yo...
Y al final del camino, en la puerta del teatro cerca del número 6,
espera de pié uno, con camisa por fuera del pantalón,
con el pelo canoso y ojos tristes,
sabe reirse pero solo con la boca,
y sabe pedir: si le das pa un café te dice que estás guapa aunque solo haya mirado lo que sueltas en su mano...
Es casi mi amigo Manolo,
me lo presentó un día un niño, ese al que yo le pido limosnas,
y si un día no tengo, me lo guarda para el siguiente,
me las apunta todas...
Me hacen el camino más fácil, me enseñan cada día algo más,
me hacen pensar...
Pensar que no hay tanta diferencia,
o yo, no la veo...

...lo tengo claro, yo soy una más de la lista...

2 comentarios:

picomike dijo...

Me ha gustao una jartá! (O como dice la Griffith, "una hartha")

Antonio dijo...

Ya sabia yo que tu tenias capa para volar..